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La aparición de una persona que piensa distinto, que tiene otros objetivos o un hecho exógeno en el que pueden volcar sus conocimientos o demostrar que son capaces de realizar cosas hasta, en ese momento, inalcanzables o de muy difícil logro, les da un nuevo impulso. Todos estos pensamientos acudieron a mí mientras nos preparábamos, los radioaficionados, para ayudar a los que lanzaban los globos estratoféricos, o para ayudar a quienes iban a comunicarse con la plataforma espacial ISS. Fueron días agitados, de consultas, el presidente del RCP consultando a unos y otros. Por su lado la EPET Nr3 de Pico, preparando 20 alumnos titulares y veinte suplentes para hablar en idioma italiano con el piloto. En los preparativos previos fue notable la calidad de líder del director, yo me reía porque lo había bautizado “El Hombre Araña”, (Se colgaba de los enrejados de las ventanas a 6 metros de altura para cubrirlas con paños) pero es como los verdaderos líderes que van al frente, que dan el ejemplo, además de atender con prontitud los problemas inherentes a su trabajo. Sus subordinados trabajaban con el mismo entusiasmo siguiendo todas sus indicaciones y sugiriendo cambios que eran escuchados con mucha atención por el director. Muy destacable la preparación previa de los profesores y la comunicación en inglés al comenzar el encuentro, además del cuidado de todos los alumnos en cumplir su misión. Por nuestra parte, la gente del Radioclub Pampeano actuó con solvencia con su Presidente Oscar Villalba LU6UOV al frente. Yo, como siempre, hice la tarea más pesada, cebar mate con varios cambios de yerba. Cuando pedí silencio porque se acercaba la hora de la comunicación, el bullicio de la sala con más de 300 alumnos, profesores y público cesó de inmediato y se mantuvo durante 50 tensos minutos. El final fue un estallido donde muchos descargamos nuestra contenida ansiedad y nuestra emoción. Hubo lágrimas en algunos al ver coronado un esfuerzo que fue de muchos. Sí, definitivamente, muchas veces hace falta un sacudón como este para que tengamos la sensación real de lo que podemos realizar con un poco de imaginación, sin necesitar de hechos que nos saquen de nuestro apoltronamiento inconsistente. Quizás haya otros caminos, pero es muy difícil cambiar las costumbres. Son unos pocos los que miran el mundo como un experimento continuo y se atreven a cosas que, para la mayoría de nosotros son un desatino o algo inalcanzable. Estas lecciones renuevan mis esperanzas de que no todo está perdido en nuestra sociedad. Al espíritu solidario no lo ha barrido la modernidad y ese es el primer gran paso para que en algún momento surja como una organizada comunidad, alejada de egoísmos, consciente de su destino común.

Héctor Ombroni—LU6UO—Gral. Pico 12 de agosto de 2013